Este establecimiento ofrece múltiples opciones, desde desayunos, menús ejecutivos para el mediodía, after school (con uniforme escolar), pizzas, y comidas a la carta. Y también en lugar de ir a comprar las facturas a la confietria del barrio, se pueden llevar las de este local.
Elegimos el salón no fumador, que esta pasando el de fumadores.
Realmente muy lindo el lugar, muy bien adaptada esta antigua casona, de estilo Tudor, con el inconfundible sello de Alejandro Bustillo. Creo que ha conservado los paneles originales de las paredes, trabajados en madera, también así como las arañas.
Tiene Varios salones accediendo a las plantas superiores, en uno de ellos, está el pelotero (infaltable, y una bendición para los que tenemos niños!), y los baños.
Creo que si he contado bien hay 5 salones, que se pueden reservar para eventos o festejos privados. Eso sin contar las mesas que están afuera.
Tiene estacionamento con valet.
El menú, muy completo, y a la hora de pedir nos inclinamos por ravioles y noquis a la bolognesa, y asado con papas a la española.
Las pastas, buenas. El asado 6 puntos, y las papas no eran a la española.
Cabe destacar que la atención de los mozos, por momentos, se tornaba "molesta".
Eso, sin mencionar, que se peleaban por la propina, delante nuestro y de los demás comensales, y que se trataban de "boludo" esto o aquello, aunque cada uno de los mozos ostenta un cartelito con su nombre.
Es una pena que un lugar tan lindo sea menoscabado por personal falto de "oficio".
Lo Bueno: el lugar, excelente. Buena comida.
Lo malo: los mozos, faltos de buen entrenamiento, y de educación. (por le menos los que nos atendieron a nosotros).
Resumen: si Ud desea ir, mejor elija el salon fumador, o los de la planta alta.
Los Saluda: Sr X.
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